Historia del Paniberismo

Las corrientes hispanoamericanistas nacidas en el último tercio del siglo XIX y desarrolladas durante el siglo XX siempre incluyeron en su visión espacial y geopolítica al conjunto de los países hispanoamericanos, a España, a Brasil y a Portugal. Muy a menudo, contemplaban también los territorios no americanos o europeos de presencia o raíz portuguesa y española. Por su parte, el panlusitanismo del mismo periodo histórico, que postulaba la asociación de Brasil y Portugal, incluyendo en ocasiones las colonias de este último país, reconocía generalmente la afinidad sustantiva del mundo lusitánico o lusófono con el estrictamente hispánico y la existencia de facto de un espacio multinacional panhispánico o panibérico.

La articulación institucional a partir de mediados del siglo XX de un espacio multinacional iberoamericano que comprende, en líneas generales, a los países de lenguas española y portuguesa de América y Europa, supuso ya una convergencia real aunque limitada entre el espacio estrictamente de lengua española y el de lengua portuguesa. Por otro lado, tanto la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) como la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), fundadas en 1953, ya establecían una proyección panibérica al incluir entre sus miembros a la República africana e hispanohablante de Guinea Ecuatorial.

El establecimiento en 2008 de la figura del Observador Asociado a la Conferencia Iberoamericana, que da prioridad formal a la vinculación de países con afinidades lingüísticas y culturales con los Estados iberoamericanos, supondrá un paso más en esa tendencia de convergencia entre lo estrictamente hispánico y lo lusófono y, en suma, en el proceso de conceptuación y articulación de un espacio panibérico.

Varios estadistas y mandatarios contemporáneos han percibido la existencia y la potencialidad del espacio multinacional iberohablante. El presidente portugués Mário Soares, tras acabar su mandato en 1996, se refirió explícitamente a él, y tanto Luiz Inácio Lula da Silva, presidente Brasileño, como Ricardo Lagos, presidente chileno, mostraron su conformidad, en la Cumbre de Salamanca de 2005, con la vinculación de los países lusófonos africanos (y Guinea Ecuatorial) a Iberoamérica.

El Rey de España, Felipe VI, en su primer discurso fuera de España tras su proclamación, pronunciado en Portugal, destacó que gracias a la afinidad entre el español y el portugués “podemos reconocer hoy la existencia de un gran espacio idiomático compuesto por una treintena de países de todos los continentes y por más de setecientos millones de personas. Un espacio cultural y lingüístico formidable de alcance y proyección universal que no debemos perder de vista en el mundo cada vez más globalizado de nuestros días”. El Rey Felipe ya había realizado una declaración coincidente con la anterior, en mayo de 2012, cuando todavía era Príncipe de Asturias.

En ámbitos no oficiales cabe destacar la creación en 1995 de la Sociedad Paniberista Española, entidad constituida con el objeto de fomentar esta visión geopolítica y cooperativa, y de otras asociaciones análogas de definición boliviana, nicaragüense y saharaui. En 2002 se refundó como ISDIBER-Instituto de Estudios Panibéricos el antiguo Instituto de Sociología y Desarrollo de Área Ibérica (ISDIBER), fundado originariamente en 1969. Este centro de estudios, contemplaba desde sus inicios formalmente como objeto de estudio los espacios de presencia e influencia ibéricas de los diferentes continentes. En 2002, la Asociación Iberoamericana de Academias Olímpicas adoptaba la denominación y definición de “panibérica” al haber incluido en su seno, en los años anteriores, academias olímpicas de países iberohablantes no iberoamericanos. En 2003, la Confederación Iberoamericana de Fundaciones (CIF) asumía una plena definición formal panibérica al establecer en sus estatutos una nueva descripción de los criterios de membresía y participación que ya se había ido abriendo paso en ejercicios anteriores.